Ayer en la Santa Leocadia de Perillo -el próximo en la Iglesia nueva de Santa Cruz – arrancabael nuevo curso del Catecismo con la celebración de la Santa Misa.
La Catequesis ha sido siempre considerada por la Iglesia como una de sus tareas primordiales como nos recuerda la CATECHESI TRADENDAE, ya que Cristo resucitado, antes de volver al Padre, dio a los Apóstoles esta última consigna: “hacer discípulos a todas las gentes, enseñándoles a observar todo lo que Él había mandado”
Un error muy común cuando hablamos de catequesis es el de pensar solo en la catequesis de primera comunión. Nada más lejos. Se trata del conjunto de esfuerzos realizados por la Iglesia para hacer discípulos y ayudar a los hombres a creer que Jesús es el Hijo de Dios, a fin de que, mediante la fe, ellos tengan la vida en su nombre y, para educarlos e instruirles en esta vida y construir el cuerpo de Cristo.De ahí que todos -Pastores, familias, catequistas y catecúmenos- tenemos que valorar la importancia de una formación constante en nuestra fe.
Dentro de nuestra UPA Liáns-Perillo-Nos-Dorneda tenemos se imparte catequesis en dos de las parroquias: Santa Cruz y Perillo. Dos estilos distintos con un mismo fin. En Santa Cruz cada grupo tiene al frente un catequista encargado que les acompaña en su itinerario de fe; en Perillo las secciones están a cargo de familias – matrimonios con sus hijos- que se convierten en catequistas de los niños interactuando con ellos.
En ambos templos la formación se impartira el domingo: Perillo a las 11:30 hh. y la misa a continuación y en Santa Cruz a las 12:30 hh. con la celebración de la eucaristía seguida de la catequesis. Pero no es solo para los niños que se preparan para recibir a Jesus por primera vez o la confirmación , sino también para los que ya lo han recibido y quieren seguir formándose.
El grupo de catequistas lo conforman jóvenes profesionales que combinas sus trabajos con una vida de Fe, oración y que invierte parte de su tiempo en transmitir a los demás su experiencia de Jesús para tratar de fomentar en los niños un encuentro personal con El.
La familia es el ámbito donde la catequesis se da de una forma natural y espontánea. El testimonio de vida cristiana, ofrecido por los padres en el seno de la familia, llega a los niños envuelto en el cariño y el respeto materno y paterno.
Sin embargo, el ideal cristiano de la vida, del amor de la familia, está amenazado por la realidad que nos acompaña y nos interroga. No se trata solamente de las dolorosas limitaciones que cada uno de los miembros de la familia puede llevar consigo, sino del reto a la familia de hoy que coloca interrogaciones más amplias y graves que amenazan constantemente el fundamento de la vida cristiana. Constatamos que hay un empobrecimiento espiritual en muchas familias, provocado por la secularización y con ello se quiebra la institución básica en la transmisión de la fe y en la configuración de la persona.
Con preocupación constatamos que, con frecuencia, se produce una ruptura tras el período catequético por la desconexión de la familia con la catequesis, lo cual denota una fragmentación entre fe y vida. Por eso es fundamental redescubrir su relación personal con Dios, consigo mismos y con el prójimo. Llevarlos a experimentar el amor concreto que Dios nos tiene.
Un lugar muy importante para la transmisión de la Fe han de ser las celebraciones que no son “para los niños” sino para las familias. En ellas el testimonio de los mayores tiene un gran efecto sobre los niños. Pero también los adultos se enriquecen espiritualmente con esta experiencia. Y por supuesto, se fortalece el espíritu cristiano de las familias si los niños participan juntamente con sus padres y otros miembros de su familia
El otro pilar en el que nos apoyamos es el inestimable trabajo de los Catequistas. En el Motu proprio «Antiquum ministerium», el Papa Francisco instituyó el ministerio del catequista, porque «Ser catequista es una vocación: ser catequista, esta es la vocación, no trabajar de catequista» Lo que ha de ser entendido cada vez más como una forma de servicio que se lleva a cabo en la comunidad cristiana» y, por ello, ha de ser reconocida como un ministerio de la Iglesia, verdadero y genuino, que necesitamos mucho.
La catequesis parroquial acompaña y desarrolla lo comenzado en la Familia.
Animamos encarecidamente a los padres a dedicar a sus hijos esa atención y mostrar interés por lo que reciben sus hijos en la preparación.
Comencemos el nuevo curso con la ilusión de que los niños conozcan a Jesús con la seguridad de que “A Jesús es imposible conocerle y no amarle; amarle y no seguirle”