No cabe duda que, con frecuencia, la vuelta de las familias a “conectar”con las Parroquias tras el Bautismo de sus hijos es cuando llega la hora de que estos reciban la Primera Comunin.
El epíteto «comunión» hace correr el peligro de devaluar este sacramento de la Eucaristía, dentro del cual se incluye la comunión. Casi se venía definiendo y comprendiendo con este sacramento con exclusividad a la famosa «primera comunión’, haciendo bailar todo al son de la misma: preparación más o menos breve, cuanto más breve mejor, preparativos suntuosos cuanto más grandes y más caros mejor, celebración festiva de la misma, y con frecuencia se podía añadir el epíteto: «ya salimos de esto, e incluso hicieron la comunión varios hermanos a la vez para
ahorrarnos algún gasto».
Este sacramento de la Eucaristía es el mayor regalo del Señor: quiso quedarse entre nosotros como alimento espiritual, recordándonos en la última cena «hagan esto en memoria mía». Es un sacramento en el que ciertamente se nos recuerda la comunión, es decir: la «unión común» con Dios, con la comunidad y la paz y armonía interna con nosotros mismos.
Por eso prepararse para recibirla ha de ser una etapa fundamental en la Iniciación Cristiana de los niños y no un mero trámite, pues en esta etapa adquieren los rudimentos de lo que en muchas veces se convierte en la única formación Cristiana reglada que reciben a lo largo de toda su vida.
La Eucaristía, debe ser una celebración, una fiesta. No un teatro, un experimento, una novedad, una payasada, un evento donde el sacerdote tenga que hacer su función más o menos rigorista y rubricosa, o más o menos experimental o teatrera, siendo el único actor o payaso de la misma. La comunidad debe participar cada día más activamente, y los elementos litúrgicos dan para ello y lo exigen.
Por eso queremos que, durante este proceso que dura dos años, los padres de los niños y la comunidad deben tomar más conciencia de la importancia de la Eucaristía, y preparar bien a los niños para participar en la como adultos en la fe contribuyendo a que la preparación sea un proceso, no algo puntual para «salir de eso».
Es de gran importancia proceso
Se extienda en el tiempo para que los conocimientos vayan siendo asimilados por los niños como una experiencia a medida que vayan creciendo y madurando . Conviene eliminar la idea de primera y última comunión (hasta el matrimonio???). La alharaca externa que rodea este acontecimiento es tal, que en algunos países se ha introducido la «comunión civil» o «comunión pagana», vistiendo a los niños de la misma manera y preparando una gran fiesta y regalos para «engañarlos» y que no se sientan menos que sus amigos los niños católicos. iVea, pues!
Confiemos que sea toda la familia y no solo los niños quienes aprovechen este proceso para renovar nuestras Fe y nuestras promesas del Bautismo