Este mes hemos retomado la catequesis en nuestra parroquia, y desde aquí queremos reconocer la dedicación y entrega de nuestros carequistas, de todos y cada uno de ellos.
Hombres y mujeres que, llamados por Jesucristo y animados por la fuerza del Espíritu Santo, acompañan día a día el proceso de iniciar a niños, jóvenes y adultos en la vida cristiana. Su tarea es extraordinaria: ayudar a hacer nuevos cristianos, acompañar a aquellos que se inician o reinician en la fe, y siempre con palabras de ánimo, de esperanza.
Como dice el Papa Francisco, ser catequista no es un trabajo, es una vocación, una llamada a seguir el camino del Evangelio, a poner a Jesús en el centro de la Iglesia, y por supuesto, de la catequesis. Es una respuesta a Jesucristo que nos invita a participar de su misión evangelizadora, la misión de anunciar, con obras y palabras, que el Reino de Dios ya está entre nosotros.
Por todo ello, y por todos ellos, debemos dar gracias a Dios, y poner de manifiesto que «toda la comunidad cristiana es responsable del ministerio de la catequesis, pero cada uno según su condición particular en la Iglesia, ministros ordenados, personas consagradas, fieles laicos. El catequista pertenece a una comunidad cristiana y es expresión de ella. Su misión se vive dentro de una comunidad que es el primer sujeto de acompañamiento de la fe», lo que nos anima y fortalece en nuestra tarea de catequistas y, por supuesto, supone el motor de renovación de nuestra parroquia.
¡Gracias! Es la palabra que sale de nuestros labios. Gracias por vuestra vocación y entrega; gracias por vuestra creatividad y entusiasmo; gracias por vuestra capacidad de acompañar, de estar cerca de los catecúmenos y de sus familias. Gracias por seguir confiando en la tarea de la catequesis y, desde el amor y la alegría, superando las dificultades y los obstáculos. La catequesis sigue siendo el pilar fundamental de nuestra comunidad.