El Papa Francisco explicó la importancia de tener el pesebre en casa, además de la necesidad de contemplar cada uno de sus elementos en el tiempo del Adviento y la Navidad, porque ahí también podemos encontrar una fuente de esperanza.
Nosotros, los cristianos, tenemos la obligación de mantener viva esta tradición para que no desaparezca y para transmitir a las generaciones futuras, el verdadero sentido de la Navidad, sin dejarnos obnubilar por otras modas llegadas de lejanos lugares, porque “en su simplicidad, el pesebre transmite la esperanza»
Que la oración ante la cuna del niño Dios y la visión de los belenes de otros fieles nos una más a todos como una gran familia en la fe y que la celebración de nuestra Navidad gire en torno a Jesús niño, sin olvidar que, sin él, esta gran fiesta no existiría.
Breve Historia del Belen
La primera celebración navideña, generalmente admitida como origen de los actuales nacimientos, es la que escenificó para la conmemoración del nacimiento de Jesucristo en la Nochebuena de 1223. Fue ideada y llevada a cabo por san Francisco de Asís, en una cueva próxima a la ermita de Greccio, en Italia. Esta primera representación, más que un belén, al estilo en que hoy imaginamos los belenes vivientes, nos hace pensar, sobre todo, en una experiencia apasionada de san Francisco ante el misterio de la Encarnación.
A partir del siglo XIV, por influjo de los franciscanos, se va extendiendo la tradición de montar el belén. Primero en Italia y, de allí, va pasando a Europa. Se puede decir que donde van los franciscanos con ellos va la tradición del belén, y así se expande hasta llegar a España.
Y de allí pasa rápidamente a América, donde los franciscanos se sirven de los belenes para evangelizar. allí los frailes adaptan el belén a la escenografía indígena, incluyendo un colorido mundo de paisajes, animales, plantas y costumbres. El tradicional belén se enriquece con la “inculturización”.
Desde el siglo XV, el belén queda establecido, fundándose en Paris la primera empresa fabricante de figuras de belén. En Alcorcón (Madrid) se crea el primer taller belenista de España en 1471, y en 1786 aparece en Barcelona el primer mercadillo que se Domingo de la 4ª semana de Adviento.
Alvaro Ginel, salesiano, en “El belén: oportunidad catequético-cultural”