Como es tradición en nuestra parroquia de Santa Leocadia de Perillo ayer, Fiesta de la Ascensión, un grupo de niños y niñas han tenido por primera vez el encuentro con Jesús hecho carne en el pan y compartido por todos en su mesa, en una celebración alegre, vivida, en las que las familias han acompañado a sus hijos e hijas con emoción, sus compañeros han contribuido cantando y danzando para llevar las ofrendas al altar, sus catequistas les han acompañado pendientes de cada detalle y miembros de otros grupos de la comunidad han apoyado con la música, cantos y presencia.
Durante dos años hemos seguido su proceso de la fe y creemos que la catequesis que han recibido ha sido una buena preparación para su participación en el sacramento de la Penitencia y de la Eucaristía. Damos gracias a Dios por ellos y por sus familias.
Pero esto ha de llevarnos a una reflexión:
Es muy importante en la vida de los niños el hecho de la primera comunión y de la primera confesión, ambos, sacramentos de la iniciación que culminará en la confirmación, cuando ellos, si han sido debidamente atendidos, cuidados y educados, realizarán en su mayoría de edad, allá por los 17,18 años.
Este año son doce los que la van a celebrar su Primera Comunión en Santa Leocadia y mas de cincuenta los qie la recibirán en Santa Cruz. Será una decisión personal que dependerá mucho de lo que reciban, vean y quieran ellos personalmente. Es toda una vida y una concepción de la vida, según los principios en los que se asienta, la que está en juego. De ahí su importancia total y decisiva para su vida: trabajo, vocación, ciudadanía, familia, su ser en el mundo, su pensar y su comportamiento.
La idea, DIOS en Jesucristo y lo que esto conlleva, es esencial para el hombre y sus compromisos, felicidad, esperanzas, logros, futuro. Por eso el iniciar a los niños en estos valores o no, es tan importante. No lo olvidéis y no hagáis como hacen muchos, que después de la comunión… el vacío más terrible. Demasiado ocupado los tiempos en cosas y cosas, se olvida lo más trascendental, como si no tuviera importancia y ya será en otra ocasión, cuando tengamos tiempo. La educación en la fe y su testimonio no es cosa de tiempo o conveniencias, sino de ser o no ser.
Las catequesis continúan el curso que viene y hasta la confirmación y siempre. Antes, así era. ¡Qué ha pasado para que se corte tan radicalmente las catequesis, ya después de la primera comunión?
ANALICEMOS Y ACTUEMOS EN CONSECUENCIA, si lo vemos importante o no, si nos parece necesario o son más productivas otras actividades, de las que no se niega su utilidad, pero hay que saber y querer ver los valores y su preponderancia: el sitio exacto de los valores.
Números 1406 y 1407 del Catecismo de la Iglesia Católica:
Jesús dijo:» Yo soy el pan de vida, bajado del cielo. si uno come de este pan, vivirá para siempre… el que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna… permanece en mí y yo en él» (Jn 6,51.54.56).
La Eucaristía es el corazón y la cumbre de la Iglesia, pues en ella Cristo asocia su Iglesia y todos sus miembros a su sacrificio de alabanza y de acción de gracias ofrecido una vez por todas en la cruz a su Padre; por medio de este sacrificio derrama las gracias de la salvación sobre su Cuerpo, que es la Iglesia.