Iniciamos un nuevo ciclo litúrgico (ciclo C) y con él un tiempo nuevo que nos saca de lo cotidiano, nos invita a reflexionar, a hacer una alto en nuestra vida cargada de actividad. iNo dejemos pasar de largo la vida sin verla; ni a quienes pasan por ella a nuestro lado sin mirarlos!
Las celebraciones cristianas tienen dos ritmos, uno semanal y otro anual. Cada semana, el domingo se conmemora la resurrección de Jesús y, por eso, los cristianos se reúnen en la eucaristía y celebran el día de descanso.
El Año litúrgico está formado por distintos tiempos litúrgicos. Estos son tiempos en los que la Iglesia nos invita a reflexionar y a vivir de acuerdo con alguno de los misterios de la vida de Cristo.
Las fiestas y celebraciones litúrgicas a lo largo del año recogen los acontecimientos más sobresalientes de la vida de Jesús. De estos, los más importantes son: la Pascua de Resurrección, con su preparación durante la Cuaresma y la Semana Santa, y la Navidad, que se prepara durante las cuatro semanas del Adviento.
En este mes de noviembre celebraremos dos tiempos diferentes: Adviento y Navidad.
Adviento.
El Señor nos regala este tiempo como una nueva oportunidad de salir de la pasividad y que nos lleve a ser realmente las personas que queremos ser.
Alza los ojos y mira (Is. 49,8) para descubrir al Señor que viene a llenar nuestra vida de luz y esperanza.
Déjate mirar. Descubre qué ven los demás en ti, mirate por dentro, guarda silencio y escucha tu propia voz y descubre todo aquello que quiere decirte.
Enfoca la mirada, Dios está cerca. Se hace niño en un pequeño pesebre que desprende amor, alegría y buena noticia de salvación para todos.
Que la mirada de Jesús nos mueva: Él mira la injusticia desde la indignación y la compasión, y esto le empuja a sanar heridas. Nosotros tienes mucho que ver, prepárale el camino.
Navidad
De nuevo ha llegado. Pero ¿qué celebramos realmente y cómo? ante más que un poco de espíritu pacífico y consolador. ¡Se trata del Hijo de Dios que se hizo hombre, de su nacimiento!
Todo lo demás en esta fiesta vive de ello, pues de lo contrario muere y se convierte en algo ilusorio.
La Navidad significa que El ha venido, que Él ha iluminado la oscuridad. Que Él ha convertido la noche de nuestras tinieblas, la noche de nuestra ignorancia, la noche terrible de nuestras angustias y desesperanza en una noche buena, en una noche santa.
Porque el Señor está aquí. El Señor de la Creación y de mi vida. Una Palabra hecha carne, una Palabra que ya no puede volverse atrás porque es el acto definitivo de Dios: Dios en el mundo. Y esta palabra significa: Os amo a ti, mundo, y a vosotros, seres humanos.