La Corona de Adviento es un signo que expresa la alegría del tiempo de preparación a la Navidad. Es un símbolo profundo de preparación espiritual. Este círculo de ramas verdes marca el inicio del “tiempo de Adviento”, un período litúrgico que abarca las semanas previas a la Navidad y que invita a los fieles a la reflexión, la esperanza y la espera del nacimiento de Jesús.
La luz es un símbolo de Jesucristo, luz del mundo. El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona, muestra la ascensión gradual hacia la plenitud de la luz de Navidad.
Más allá de su simbolismo cristiano, la Corona de Adviento tiene raíces en una antigua tradición pagana europea, donde se encendían velas durante el invierno como representación del regreso del dios sol, portador de luz y calor. Los misioneros cristianos, al llegar a Europa, adaptaron esta costumbre pagana para transmitir los principios del cristianismo, transformar el fuego del sol en la luz divina que prepara el corazón de los fieles para recibir al Niño Jesús. El círculo de la corona, sin principio ni final, representa la eternidad de Dios, lo que invita a los creyentes a vivir este tiempo con una mirada hacia lo eterno y lo divino.
No existen normas litúrgicas que determinen el color de los cirios, el orden en el que deben encenderse, ni ningún rito para el encendido semanal. Sin embargo, sí se prevé su bendición para subrayar su significado religioso (Bendicional 1235). Aunque suelen ser tres moradas y una rosa ( muchas añaden una quinta vela blanca)
Los colores y simbolismo de estas velas no son casuales; tienen un propósito litúrgico y un mensaje que guía a los fieles en su camino hacia la Navidad. Desde la luz que ilumina la oscuridad hasta los sentimientos de alegría y esperanza, cada vela es un recordatorio del propósito espiritual de esta temporada tan significativa. A continuación, se detalla el significado de cada una de ellas.
• Primera vela morada : La primera vela se enciende el primer domingo de Adviento y simboliza la espera y la penitencia . Este color morado (o violeta) es habitual el color litúrgico de la espera y la reflexión. Representa el inicio del tiempo de preparación espiritual para recibir a Jesús, invita a los fieles a meditar sobre la necesidad de conversión y de esperar con esperanza su llegada.
• Segunda vela morada : La segunda vela se enciende el segundo domingo de Adviento y tiene un simbolismo similar a la primera, representando la preparación y el compromisocon la fe. El color morado sigue siendo un recordatorio de la importancia de la paciencia, la oración y la reflexión sobre el significado profundo de la Navidad.
• Vela rosa : Esta vela se enciende el tercer domingo de Adviento, conocido como el Domingo Gaudete (el domingo de la alegría). El color rosa simboliza el gozo y la esperanzaque se despierta al acercarse la Navidad. Representa el entusiasmo y la alegría de saber que la llegada de Jesús está cerca, por lo que la atmósfera de espera se aligera con una luz de optimismo y alegría.
• Cuarta vela morada : La cuarta vela se enciende el cuarto domingo de Adviento. Al igual que las anteriores velas moradas, sigue representando la preparación espiritual, pero también la próxima llegada de Cristo. Esta vela refuerza el mensaje de reflexión y espera que ha acompañado el tiempo de Adviento.
• Vela blanca (Cirio de Navidad) : Aunque no siempre está en la corona, el Cirio de Navidad es una vela especial que se coloca al centro de la mesa en Nochebuena. Esta vela se enciende durante la cena de Navidad y simboliza la luz de Cristo, que ha llegado al mundo. El color blanco representa la pureza y la santidad de Jesús, quien es la luz que disipa las tinieblas del mundo.
Tradicionalmente, las familias católicas asisten a las iglesias para bendecir su Corona de Adviento, así inicia un ciclo de oración y acción que cada domingo incluye el encendido de una vela. Cada semana, una nueva vela se enciende, lo que simboliza la luz progresiva que se aproxima con la llegada de Cristo al mundo.
La bendición de la corona puede realizarla un laico o un clérigo.
Tras un saludo y una monición de quien preside, uno de los presentes lee un breve texto de la sagrada Escritura, por ejemplo: Is 60, 1: “¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!”. (Bendicional 1239).
Luego, quien preside dice la oración de bendición con las manos juntas si es laico, y con las manos extendidas si es clérigo. La oración es la siguiente:
“Oremos. La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces. Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.” (Bendicional 1240).
Todos responden Amén. Posteriormente se enciende el primer cirio de la corona (Bendicional 1241).