Celebramos hoy a las 10:00 hh. laen la Parroquia de Liáns la Santa Misa en honor de nuestra patrona Santa Eulalia.
Eulalia se presentó ante sus carnífices, cuando la vida se abría, para ella, llena de esperanzas y de vigor; cuando estaba «llena de gracia y atractivo», como dice Prudencio.
Sabemos que, ante la persecución desencadenada por Diocleciano, llevada a cabo, aquí en Mérida, por el gobernador Daciano, ella no se escondió, deseaba ser mártir por amor a Cristo.
Como dice textualmente el “Martirologio Romano”, libro oficial de la Iglesia Católica sobre los mártires y los santos, para el día 10 de diciembre: «En Mérida de Lusitania (hoy España), santa Eulalia, virgen y mártir, que, siendo aún joven, no dudó en ofrecer su vida por confesar a Cristo».
No dudó. Podía haberse escondido; sus padres tenían una casa fuera de Mérida y querían impedir a toda costa que muriese, pero, en su espíritu noble y puro, pudo más el deseo de denunciar la injusticia que suponía la obligación para los cristianos de quemar incienso ante los dioses, que el salvar la propia vida.
Estos hechos ocurrieron en la Mérida, capital de la Lusitania, del inicio del siglo IV (304). El juez pagano –según el relato de Prudencio- mandó que destrozaran a Eulalia golpeándola con varillas de hierro y que, sobre sus heridas, colo-caran antorchas encendidas. La hermosa cabellera de Eulalia se incendió y ella murió quemada y ahogada por el humo. Dice también el poeta Prudencio que, al morir la mártir, una palo-ma voló hacia el cielo. La nieve cubrió el cadáver, hasta que, varios días des-pués, llegaron algunos cristianos que dieron honrosa sepultura al cuerpo de la joven mártir.
Allí, en el sitio de su sepultura, se levantó el templo en honor de santa Eulalia y dice el poeta que él mismo vio como a este templo llegaban muchos peregrinos a orar ante los restos de tan valiente joven y a conseguir por medio de ella muy notables favores de Dios.
La mártir dio el supremo testimonio de la verdad de la fe. Ante nuestras dudas de fe, ante nuestra indiferencia de frente a la verdad, como Pilatos –“¿qué es la verdad?”-, ante nuestro miedo y comodidad a comprometernos, santa Eulalia nos dice, con el supremo testimonio de su muerte, que la verdad es Cristo. Recojamos con exquisito cuidado y veneración el recuerdo de nues-tra mártir: todos los cristianos tenemos obligación de manifestar con la vida y la palabra nuestra fe
Nosotros, a cientos de kms. y años de estos hechos, seguimos a esa procesión interminable de peregrinos que – por toda la geografía española y generación tras generación- imploran del Señor sus favores por intercesión de santa Eulalia.
Lugar: Santa Eulalia de Liáns
Día: martes 10 de diciembre
Hora: 10:00 hh.