En todas las misas del domingo 2 de febrero se ha realizado la solemne bendición de las Candelas, una de las tres principales de todo el año: las otras dos son la de Ceniza y la de Ramos.
Esta fiesta nos recuerda la Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Purificación de Nuestra Señora, como contemplamos en el Misterio del Rosario. También ese día, se recuerdan las palabras de Simeón, llevando candelas (velas hechas de parafina pura) a bendecir, las cuales simbolizan a Jesús como luz de todos los hombres. De aquí viene el nombre de la “Fiesta de las candelas” o el “DÍA DE LA CANDELARIA”. Es una fiesta que podemos aprovechar para reflexionar acerca de la obediencia de la Virgen y para agradecer al Señor que haya venido a iluminar nuestros corazones en el camino a nuestra salvación eterna.
La Virgen de la Candelaria o Nuestra Señora de la Candelaria es una de las advocaciones marianas más antiguas de la Virgen María, su fiesta se celebra en toda la Iglesia católica. Con tal motivo en todos los templos hemos tenido una celebración especial. Los niños aguardaban con sus candelas en las puertas de los diferentes templos con sus candelas para entrar con los sacerdotes y ministros del altar.
El coro animó con su buen hacer la procesión de entrada mientras que los niños repartían la luz de sus candelas a los mayores que abarrotaban el templo y, una vez situados en los bancos, se impartió la bendición.
Toda la ceremonia transcurrió en un ambiente festivo y gozoso en el que participaron niños jóvenes y adultos, convirtiéndose en auténticos protagonistas de la fiesta. Al término, los niños recibieron el obsequio de la Piruleta con una imagen de la Virgen de la Candelaria como recuerdo dulce de este día y a los mayores se les entregaron unas galletas elaboradas por los catequistas con los mismos motivos .