Home Actualidad Día del Seminario 2025 | Carta Pastoral de Mons. Francisco Prieto

Día del Seminario 2025 | Carta Pastoral de Mons. Francisco Prieto

by santaeulalia

En el contexto del Día del Seminario 2025, el arzobispo de Santiago de Compostela, Mons. Francisco José Prieto Fernández, ha hecho pública una carta pastoral titulada «Sembradores de esperanza«. En ella, destaca la importancia de la vocación sacerdotal como don divino que exige un sólido camino de formación en la Iglesia.

Mons. Prieto Fernández resalta la puesta en marcha del Seminario Mayor Interdiocesano “Apóstol Santiago” en el curso 2024-2025, fruto de un acuerdo entre las diócesis de Santiago de Compostela, Mondoñedo-Ferrol y Tui-Vigo. Este seminario tiene como objetivo proporcionar a los futuros sacerdotes los elementos necesarios para vivir plenamente su ministerio, fomentando una formación integral que abarque las dimensiones humana, espiritual, intelectual y pastoral.

El Arzobispo subraya que el seminario, concebido como un camino comunitario y misionero, es un proyecto de corresponsabilidad en el marco de una Iglesia sinodal. Además, en este Año Jubilar Romano, invita a toda la comunidad diocesana a promover una cultura vocacional que aúne las diversas vocaciones en una sinfonía al servicio del Reino de Dios.

La carta concluye con una llamada a la oración por los seminaristas, los formadores y los sacerdotes, para que continúen siendo “sembradores de esperanza” y testigos de Cristo Jesús en medio del pueblo de Dios. Con referencias a María, San José y el Apóstol Santiago, el Arzobispo motiva a trabajar juntos en este desafío pastoral y vocacional.

————————————————-

Día del Seminario 2025
Sembradores de esperanza

Queridos hermanos:

Sabemos que “el don de la vocación al presbiterado, sembrado por Dios en el corazón de algunos hombres, exige a la Iglesia proponer un serio camino de formación” (Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis nº 1, 2016) que los capacite para vivir con todas sus exigencias el sacerdocio y para ejercerlo con responsabilidad. Fruto de esta preocupación es el Plan de Formación Sacerdotal. Formar pastores misioneros, aprobado por la Conferencia Episcopal Española en 2019, con el fin de orientar la formación de los seminaristas en una comunión de criterios entre las diversas diócesis, teniendo en cuenta las circunstancias de tiempo y lugar en las que vivimos.

Durante este curso 2024-2025, fruto de una reflexión serena y profunda, los obispos de las diócesis de Santiago de Compostela, Mondoñedo-Ferrol y Tui-Vigo decidimos poner en marcha el Seminario Mayor Interdiocesano “Apóstol Santiago” para ofrecer a nuestros seminaristas los elementos formativos necesarios que permitan vivir la identidad y espiritualidad del ministerio sacerdotal. Para ello se precisa una comunidad educativa que desarrolle sus cuatro notas esenciales: única, porque es un único camino discipular; integral, porque debe cultivar de modo equilibrado las dimensiones humana, espiritual, intelectual y pastoral; comunitaria, porque la vocación se forma en la comunidad discipular del seminario; y misionera, porque toda la formación sacerdotal se orienta a la misión.

La realidad del Seminario Interdiocesano se presenta como un camino que somos invitados a recorrer juntos, con el fin de crecer como Iglesia al servicio de nuestro pueblo. Este seminario debemos sentirlo como algo propio de nuestra comunidad diocesana, porque todos los bautizados hemos sido llamados por el Señor, en la Iglesia, para anunciar la buena noticia del Evangelio (cf. Mc 16,15), todos somos discípulos y todos somos misioneros. La corresponsabilidad es una característica esencial de la sinodalidad, una corresponsabilidad diferenciada: “El camino sinodal de la Iglesia nos ha llevado a redescubrir que la variedad de vocaciones, carismas y ministerios tiene una raíz: “todos hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo” (1 Cor 12,13)” (Documento final Sínodo sobre la Sinodalidad 2024, n. 21).

Al celebrar el día del Seminario en este Año Jubilar Romano, bajo el signo de la esperanza que no defrauda (cf. Rom 5,5), y, tras la celebración del Congreso sobre las vocaciones el pasado mes de febrero, somos convocados a promover una cultura vocacional que impregne nuestra vida diocesana: la Iglesia es una sinfonía vocacional, con todas las vocaciones unidas y diversas, en armonía y a la vez “en salida” para irradiar en el mundo la vida nueva del reino de Dios.

Por eso, el don de la vocación sacerdotal no se acoge como una realidad aislada, o como un dominio personal, o un mérito individual: es un don de Dios que se vive como una misión que se nos confía para ser sembradores en la comunidad cristiana de la fe que nos ha sido revelada, de la caridad que el Espíritu derrama en nosotros y de la esperanza que nos sostiene en el camino.

Con María, que fue llamada a ser Madre del Hijo y de los hijos, con San José, llamado a cuidar y acompañar con corazón de padre el don del Hijo, y con el Apóstol Santiago, el discípulo y amigo del Señor, os invito a orar por los seminaristas y por el equipo formativo del Seminario Interdiocesano, a orar por nuestros sacerdotes y sus tareas pastorales para que sean “sembradores de esperanza”, o sea, discípulos y testigos de “Cristo Jesús, esperanza nuestra” (1Tim 1,1) con y para el pueblo de Dios que se les confía cuidar, acompañar y animar desde la caridad pastoral de Cristo Buen Pastor.

Mons. Francisco José Prieto Fernández
Arzobispo de Santiago de Compostela

Entradas Relacionadas